sábado, 28 de mayo de 2016

Educación en Alemania: "Cada uno en su lado"


La Tercera (Chile)

El año 2014 Alemania abolió los aranceles y volvió completamente a un modelo de educación superior sin costos ni matrículas. Pero ese país parte de la base de que no todos van a seguir una carrera de pregrado y que el que quiera llegar allá tiene que esforzarse desde niño. Es decir, gratuidad universal pero no universidad para todos.


Alemania es un caso emblemático de la educación superior gratuita. Ese país, uno de los más competitivos del mundo, tenía una tradición de universidades sin cobros. Pero el año 2006 se abrió a aceptar aranceles en algunas de ellas. La medida se volvió muy impopular, los estudiantes protestaron y progresivamente los distintos estados volvieron a abolir los pagos hasta que a fines del 2014 se sumó a la medida el último de ellos, el de Baja Sajonia. Y Alemania volvió a un modelo gratuito de educación superior incluso para extranjeros, lo que la ha convertido en el cuarto destino más popular para estudiantes internacionales después de Estados Unidos, el Reino Unido y Australia. Todo un récord considerando la barrera idiomática.

Este modelo (que varía levemente de acuerdo al estado federal pero posee una base bastante similar) es el resultado de un sistema educativo único en el que los estudiantes (o sus padres) se empiezan a preparar muy, pero muy temprano. La educación es obligatoria a partir de los seis años, sin embargo, generalmente los niños ingresan a los tres años al Kindergarten de su barrio y luego van juntos al Grundschule o escuela primaria, donde por cuatro años conviven familias de distintos estratos sociales y orígenes. 

A los nueve años, el panorama comienza a complicarse, pues en ese momento los profesores evalúan el promedio de notas de matemáticas, alemán y ciencias y deciden en qué tipo de colegio seguirán sus alumnos. Las notas en Alemania van desde el uno al seis, pero al revés de las nuestras, o sea, el uno es la nota más alta, el cuatro alcanza para pasar y el seis es la peor. Sólo una décima de promedio puede hacer la diferencia con respecto al camino que van a seguir los escolares. 

Los niños con notas sobre tres pasan directamente al Hauptschule, el nivel más básico que tiene una duración de cinco o seis años, dependiendo del Land o estado (en la foto: un colegio Hauptschule en Iserlohn, Alemania). Su objetivo es preparar para un oficio y la mayoría de los alumnos que asisten a estos establecimientos provienen de familias inmigrantes. Quienes allí estudian terminan el colegio a los 15 años y en general no pueden ir a la universidad, aunque sí especializarse.



Si tienen un promedio 2,7 o superior los niños son enviados a una Realschule, que provee a los alumnos una educación de nivel intermedio para cubrir la demanda de trabajadores mejor calificados, con formación técnica. Una de sus gracias es que ha sabido ir acomodándose a los cambios de la sociedad y hoy prepara a los jóvenes para un futuro más ligado a los servicios que a la industria. Son seis años de estudio y sus egresados pueden acceder a carreras técnicas, en institutos profesionales o universidades con estas características, como las de ciencias aplicadas. Esto incluye profesiones relacionadas con la banca, enfermería o algunas ingenierías.

La tercera y más codiciada alternativa se llama Gymnasium, dura nueve años y permite acceder a la universidad. Ahí llegan los alumnos con los promedios más altos, quienes al terminar rinden un examen llamado Abitur, y de acuerdo a sus resultados, escogen una carrera de pregrado.

La edad y el futuro

“Es un sistema eficiente porque les otorga a los alumnos las herramientas en diferentes áreas, tanto curriculares como extracurriculares. Los colegios estatales están bien equipados y los profesores preparados, con buenas remuneraciones y cargas horarias adecuadas”, explica desde Alemania Ana María González, chilena y profesora en un colegio en la ciudad de Worms.

Ella admira el sistema pero tiene una objeción: la corta edad en que se decide el futuro de los niños. “Hay alumnos de la Realschule o Hauptschule cuya capacidad intelectual es desaprovechada. He tenido alumnos dotados de una inteligencia superior, pero que están en la Hauptschule porque no aprueban matemáticas. El problema es que ese niño crece con la convicción de que no es apto para ir a la universidad y eso es muy fuerte a tan temprana edad”.

Para Claudia Silva, trabajadora social y doctorada en Sociología de la Universidad de Bonn, es difícil comprender esta división si no se conoce la cultura y forma de vivir de los alemanes. “Los niños son muy autónomos, ordenados y responsables. Lo primero que me llamó la atención era que desde pequeños andaban con una llave colgada al cuello. Después supe que era la llave de sus casas, porque ellos llegaban, abrían la puerta, se calentaban comida y se quedaban solos hasta que llegaran sus padres”. 

Además se trata de una sociedad muy estratificada en materia educativa: “Los que tienen un PhD son considerados casi dioses, se les trata como si tuvieran títulos nobiliarios y hay estudios que evidencian que los hijos de doctores normalmente van al Gymnasium. Es decir, los letrados siguen siendo letrados. Es muy difícil que padres que asistieron a la Hauptschule tengan hijos que vayan al Gymnasium. Lo más seguro es que mantengan la historia, lo que los condena a un nivel de educación bajo, no sólo en lo académico, sino también en lo cultural (en la Hauptschule, por ejemplo, no se lee a Goethe), y los hace mantenerse en la última capa del escalafón social”, añade Claudia.

Chilena desde adentro

Catalina Pérez vive desde hace más de 15 años en Baviera, donde llegó a instalarse con su marido, Gonzalo Fernández, quien posee una escuela de tenis. Allí nació su hija Sofía, quien ha hecho toda su vida escolar en Alemania, por lo que su experiencia sirve para entender cómo vive este sistema una familia chilena. “Es muy triste ver cómo a los ocho o nueve años comienzan a presionarlos para que decidan su futuro y cómo los padres estresan a los niños con eso. Sofía era un poco distraída y no quisimos presionarla demasiado. Al terminar la 4° Klasse era un poco inmadura y tenía algunas falencias idiomáticas con el alemán, porque también hablaba inglés y español. También tuvimos una muy mala experiencia con una profesora que consideraba que como éramos extranjeros, no teníamos suficiente dominio del idioma. Y la envío al Hauptschule”.

Según Catalina, fueron dos años muy duros para Sofía: el colegio quedaba lejos de su casa, debió separarse de los amigos y estaba con niños a los que les interesaba menos aprender. “Estábamos seguros de que a ella no le correspondía ese nivel”. 

Sofía se transformó en la mejor alumna de su clase. “Un día nos llamó el profesor de inglés para decirnos que no podía creer que ella estuviera en un colegio así. Pero jamás me dio la opción de cambiarla. Me puse a investigar hasta que descubrir que, por sus notas, podía optar al Realschule. No hay información en los colegios, normalmente nadie se cambia porque acá son muy rígidos, el plan A es el único que existe y la gente lo asume… no hay plan B”.

Se cambió, se niveló y, aunque ha debido estudiar muy duro y tener clases particulares, su madre dice que está cómoda en su nuevo colegio. “Después nos dimos cuenta de que habíamos sido muy pasivos. Acá existen las notas por participación que pueden influir mucho en el promedio, en la décima más que se necesita para optar a un colegio u otro, por lo que los profesores tienen muchas opciones de ayudar a los niños. El sistema es muy duro, los niños tienen que estudiar todos los días porque las pruebas no se anuncian”.

Catalina ha ido descifrando que Sofía aún tiene opciones de llegar a la universidad. Una vez que finalice el Realschule puede optar por cursar dos años más llamados FOS (camino por el que muy pocos optan porque prefieren entrar directamente a una carrera técnica y comenzar a trabajar más jóvenes) que le permite al final dar un examen llamado Fachabitur y que es el equivalente a la prueba final del Gymnasium. “Es lo que a nosotros nos gustaría que ella hiciera. Imagínate, sería increíble que pudiera dar el salto desde el nivel más bajo hasta el más alto”.


El factor inmigración

Tal como muestra el caso de Sofía, pese a que el sistema alemán busca ofrecer oportunidades iguales para todos los niños, los de familias inmigrantes muchas veces se encuentran en desventaja, porque pese a que están creciendo en ambientes bilingües, ellos y, más comúnmente, sus padres, todavía no dominan el alemán con la fluidez de los nativos. De hechola socióloga de la Lund University, Barbara Schulte, señala en su estudio El sistema educativo alemán que la integración de alumnos extranjeros es uno de los grandes fracasos del modelo. 

Durante sus estudios de doctorado en Sociología, Claudia Silva conoció a inmigrantes de distintos países y constató las dificultades que tienen en esta área. “Se aplican muchos estereotipos y prejuicios. Importa mucho quiénes son los padres, si hablan el idioma, si son migrantes nacidos o no en Alemania”, explica, y recuerda que a ella le tocó ver el caso de una mujer peruana que trabajaba como nana y tenía una hija con notas sobresalientes a la que, a pesar de eso, los profesores no le permitieron acceder al Gymnasium.

“Normalmente estos niños son derivados a la Hauptschule y a la Realschule, es decir, se les orienta al desarrollo de habilidades prácticas. La razón es que la adquisición de un idioma tan complejo como el alemán es lenta y esto repercute en su rendimiento escolar, por lo tanto tienen dificultades para acceder al Gymnasium. La consecuencia de esto es que estudios PISA han mostrado que existe una enorme brecha de rendimiento entre los alumnos alemanes y los inmigrantes, por lo que en los últimos años se han implementado cursos de alemán intensivos para los alumnos extranjeros antes de su ingreso a las clases regulares, lo que en el futuro permitirá una adecuada distribución de los alumnos extranjeros en las distintas alternativas de educación”, explica Ana María González desde Alemania.

jueves, 19 de mayo de 2016

ENTREVISTA: Ser niño en la era digital

En esta entrevista, Yalda Uhls, autora del libro Mamás mediáticas y papás digitales, reflexiona sobre diversos temas que nos preocupan en relación con nuestros estudiantes e Internet.





¿Las redes sociales están arruinando a tu hijo? ¿Cuánta actividad en internet es considerada demasiado? ¿Qué significado tiene FOMO (Fear Of Missing Out: miedo a perderse), sexting, selfies y los mensajes de texto para los adolescentes? Para responder a estas y otras preguntas, Yalda T. Uhls escribió: Mamás mediáticas y Papas digitales: un acercamiento a la crianza de los hijos en la era digital (Bibliomotion, 2015). Después de pasar más de 15 años como una exitosa directora y productora de películas de Hollywood, cambio de tema a los 40 años: obtuvo un doctorado en psicología infantil en UCLA. Ahora trabaja como Directora de Alianzas Comunitarias Creativas para Common Sense Media en Los Ángeles, mientras continúa sus investigaciones con UCLA. A la vez, es madre de dos adolescentes.

En Mamás mediáticas y Papas digitales, Uhls revela muchos puntos de vista sobre la crianza del niño así como sorpresas sobre el género: las mujeres mayores de 18 años forman un porcentaje mayor en la comunidad gamer (asiduos a los videojuegos) que el de los hombres; "compras" y "emocionada" son las palabras más usadas en mujeres de 13 a 65 años en Facebook. En comparación, las palabras tipeadas más frecuentemente por los hombres suelen ser palabras de 4 letras que comienzan con "F", además de "futbol" y "Xbox". Los medios sociales y la vida real se cruzan de manera interesante. Pero ¿qué podemos hacer en un mundo en el que Facebook, con sus 1,35 billones de perfiles, puede ser considerado el segundo "país" más grande del mundo? 

Con el apoyo de la investigación académica revisada por expertos centrados en el impacto social de la tecnología, Mamás mediáticas y Papas digitales, rompe los complejos de una manera amigable, accesible, por lo que es una lectura de gran utilidad, en última instancia, tranquilizante para cualquier escéptico frente al gran impacto que los medios sociales podrían tener en las mentes de los jóvenes.

Paula Lee habló con Uhls acerca de su nuevo libro. Esta entrevista fue editada en virtud de la claridad y para no exagerar su extensión.

PL: Los medios sociales han revolucionado la interacción entre humanos. ¿Por qué hay tanta ansiedad respecto a la exposición de los niños a los medios de comunicación?

YU: Los niños aman las redes sociales porque les da acceso a sus pares y les permite realizar muchas tareas de desarrollo naturales como las relacionadas con el desarrollo de la identidad. Sin embargo, los niños de hoy viven su adolescencia tanto en línea como fuera de ella y, esencialmente, necesitan aprender acerca del mundo social en ambos espacios. Esto significa que el potencial de cometer errores es más grande que nunca. Los adultos cometen errores todo el tiempo y postean contenidos inapropiados. Pero con los cerebros en desarrollo de los adolescentes y un aprendizaje social en ciernes, es casi una tormenta perfecta.

PL: Francamente, parece como si los medios sociales afectaran de alguna manera el comportamiento de manera indeleble, como los hámsteres que presionan un botón de "recompensa" conectado a su cerebro.

YU: Todo lo que sucede fuera de línea sucede en línea, a menudo con más intensidad. Además, las investigaciones muestran que los cerebros de los adolescentes reaccionan a la exclusión social de manera más poderosa que en otras edades. Dejar a sus familias y encontrar una nueva: sus amigos, por lo general, en las escuelas – significa que están en muy buena sintonía con la exclusión o inclusión. La naturaleza permanente (24/7) y pública del mundo en línea puede hacer que parezca más emocional, sin embargo, se trata todavía de las habituales cosas de adolescentes: intentar encajar, hacer amigos, con la esperanza de hacerlo bien.

PL: ¿Qué pasa con la violencia y los videojuegos? ¿Qué nos dicen las investigaciones? ¿Debemos preocuparnos?

YU: No he encontrado ninguna investigación que me convenza de que los videojuegos violentos causen comportamientos agresivos de largo plazo. No pienso que debamos preocuparnos. Sin embargo, si un niño presenta signos de problemas de comportamiento cuando está "desconectado" (offline) y otros adultos te indican que hay problemas, entonces echaría un vistazo más de cerca al contenido del videojuego y consideraría restringirlo. Pero esta no debe la típica reacción. La búsqueda de orientación profesional sería un paso más urgente.

PL: Me sorprendió mucho que mencione en su libro que no hay pruebas convincentes de que los videojuegos en los que el jugador es "tirador" en primera persona, causen más comportamiento violento en los niños.

YU: Lo sé. Yo también me sorprendí. Sin embargo, no defiendo los videojuegos violentos. A pesar de que algunos de estos videojuegos parecen desarrollar habilidades espaciales, es probable que cualquier juego con gran cantidad de acción en movimiento a través del espacio termine desarrollando habilidades complejas transfiriéndolas de manera extrañamente fácil a las pantallas de la vida real usadas por cirujanos, pilotos, drones y ese tipo de cosas, lo que es realmente interesante. Aún más interesante, las niñas que juegan este tipo de juegos mejoran en estas métricas.

PL: Me aburro tanto jugando esos juegos…

YU: Es por eso que es importante que las niñas empiecen a involucrarse con el diseño actual de esos juegos y los rediseñen para escapar de las explosiones y disparos, porque ahí es donde están las carreras y el dinero. Ellas pueden configurar juegos que ajusten mejor a sus intereses y no al revés. Quizás no nos gusten los videojuegos pero es una industria inmensa y las niñas están interesadas. Mi hija, por ejemplo, juega mucho en su teléfono.

PL: ¿Es buena idea jugar estos juegos con nuestros hijos?

YU: Es buena idea involucrarse con la vida digital de tus hijos, incluyendo los videojuegos. La razón por la que púberes y adolecentes esconden cosas es porque tienen miedo a que se los juzgue, no necesariamente porque estén haciendo algo malo. Nos entrometemos porque, cuando son pequeños, es nuestro trabajo decirles sí o no y decidir por ellos, pero si hacemos eso cuando son adolescentes, se cerrarán. Queremos que sepan que estamos involucrados y que nos interesan, pero no diciéndoles qué es lo que deben hacer. ¡Es un equilibrio!

PL: ¿Cuál es el hallazgo más sorprendente de su investigación?

YU: Que los valores en la televisión para púberes (8 - 12 años de edad) han cambiado drásticamente desde 1990 a 2000. La fama se convirtió en el valor número uno. Mientras que el sentimiento de comunidad ha caído al puesto 11. Los valores se invirtieron en un periodo muy corto, justo cuando los medios sociales se convirtieron en un fenómeno mundial y los realitys comenzaron a dominar el universo de la televisión.

También sentí alivio al encontrar que después de cinco días sin pantallas, los pre adolecentes mejoraron en su capacidad de leer las señales emocionales. Es significa que somos "resilientes" como Sherry Turkle puso en su artículo del New York Times, Para de googlear, vamos a hablar.

PL: Los niños de hoy, que son criados desde que nacen mirando las pantallas, ¿son capaces de discernir plenamente la diferencia entre fantasía y realidad? ¿Serán capaces de socializar con eficiencia sin mirar sus teléfonos?

YU: Los niños necesitan pasar tiempo lejos de sus dispositivos y las investigaciones muestran que pueden y quieren hacerlo. La tecnología no cambia nuestros comportamientos fundamentales. Somos animales sociales, disfrutamos pasar el tiempo con otros en la misma habitación y, muchas veces, es la mejor manera de comunicar. Francamente, perderte en un mejor libro es una mejor manera de ignorar a las personas que a través de las pantallas de las computadoras.

PL: Si tuviera un consejo para dar a los tecnófobos, ¿cuál sería?

YU: Este es el lugar donde estamos y esconder la cabeza en la arena no ayudará. Especialmente si trabajas con jóvenes, si tienes hijos, o interactúas con sus sobrinos, entren en su mundo y ayúdenlos a aplicar todo lo que sabes sobre el mundo al mundo digital. Puede parecer totalmente diferente pero hasta el momento, las investigaciones demuestran que la tecnología es una herramienta, al igual que cualquier otra, que nos ayuda a hacer las cosas que siempre hemos querido hacer: comunicar, aprender, pasar el tiempo y ser humanos.

PL: Entonces, ¿el consejo aquí es: los medios sociales es lo que hacemos de ellos?

YU: Lo que importa es que prestamos atención -y los padres están prestando atención- a la vida de sus hijos así estén conectados o no. Considera que las estadísticas muestran que el adolescente está bebiendo menos pero que el consumo excesivo de alcohol en la universidad está en aumento. Irónicamente, si tratas de mantenerlos alejados de cosas que piensas que son peligrosas cuando son jóvenes, terminarán haciéndolo tarde o temprano cuando no vivan contigo y no puedas ayudarlos a aprender y a tener conductas seguras. El truco está en seguir participando en todo momento y asegurarse de que aprendan en dosis manejables.




domingo, 1 de mayo de 2016

DÍA DEL TRABAJO: "El arte de trabajar en el Perú"

Por: Laylah Ferreyra A.

¿Sabía que en 1905 celebramos por primera vez los peruanos el "Día del Trabajo"?, ¿sabía que años más tarde, tras arduas luchas y batallas sociales ganamos el derecho de las ocho horas laborales?. ¿Sabía que a pesar de no vivir en un paraíso, el Perú es un país creativo y pujante, original; dispuesto a salir una y otra vez adelante?. Bueno, entonces sepa usted que es parte del mismo sueño: Tener estabilidad y pasión por el trabajo que cada uno desea.

El 1° de mayo es un símbolo de la lucha social y sindicalista que emergió hace dos siglos. Por el año 1886, en los Estados Unidos, se inició la cruzada más importante en la historia sindicalista. Trabajadores ferroviarios y obreros mal remunerados hastiados por su situación laboral, se enfrentaron al "status quo" con la organización de huelgas y manifestaciones, que dieron como resultado la muerte y detención de sus principales líderes. Reclamando la jornada de ocho horas con el lema: "Ocho horas para el trabajo, ocho horas para la casa, ocho horas para el sueño", equilibrio perfecto que aun ahora parece difícil de obtener.

Sin embargo, en aquella época la lucha social estructurada dio sus buenos frutos, relevando la participación popular y dándole una voz autorizada a cientos de miles de trabajadores menospreciados. Es así como el "Día del Trabajo" se instauró en París, en el Congreso Socialista celebrado en 1889, en recuerdo al valor de los "Mártires de Chicago", como se denominó a los líderes condenados a la horca por la masiva protesta.

Historias aparte hasta el día de hoy la desigualdad y el debilitamiento en materia de derecho laboral es algo que preocupa y preocupará. Curiosamente en los Estados Unidos y Canadá no se celebra el 1° de mayo como Día del Trabajo, sino el primer lunes de septiembre, se estableció de esta manera para sofocar en la memoria colectiva los hechos que marcaron la pauta de la lucha sindical. Pasará el tiempo y el temor a tener ciudadanos despiertos a la problemática mundial seguirá asustando a los líderes y gobernantes.

EL TRABAJO, ¿UNA CUESTIÓN DE PANTALONES?

Interesante resulta conversar con un grupo de mujeres trabajadoras sobre su sentir en el Perú de hoy, un Perú que tiene mujeres sumamente preparadas a la cabeza de los diferentes ministerios como el  Ministerio de la Mujer, Comercio Exterior, Ministerio del Interior, Vivienda y Producción. Un hito en la cuota generalmente asignada a la mujer en la política peruana. Un Perú revelador que muestra diariamente la participación de mujeres trabajadoras como agentes de cambio político, social y económico.

En qué medida esa realidad es la realidad de la mujer de a pie, de la que no tuvo tantas oportunidades. De la mujer que no estudió porque a su hermano lo mandaron a la escuela antes que a ella, a esa niña que quitaban horas de estudio por ayudar en las labores del hogar. Esta realidad existe y todavía parece lejana ¿no? Nos parece ajena, a nosotros que sabemos que los salones de nuestros hijos en los colegios tienen más niñas que niños, a nosotros que podemos invertir en una educación medianamente aceptable, a nosotros que las cosas no nos afectan tan profundamente.

Pero les propongo una reflexión colectiva en este día, pensemos juntos en esa realidad que tiene que cambiar.

Sin ser pesimista reconozco que los avances en derechos adquiridos e igualdad de género son importantes, desde los años ochenta vemos con absoluta claridad que el rol de la mujer a trascendido lo preestablecido; hoy podemos elegir, hoy las universidades no son más un terreno masculino, hoy las mujeres ganaron espacios que no están dispuestas a soltar, pero ¿qué ha quedado en el camino?

Todo cambio implica inestabilidad, quebrantes,  para dar paso a un nuevo equilibrio, la ley natural de la vida lo impone así, cuánto más traerá una modificación en los roles y actores sociales. La maternidad, posiblemente, es el aspecto más determinante en un gran porcentaje de mujeres, madres cuya entrega ha significado muchas veces la ponderación y armonía en los hogares, sin embargo la realidad actual supone otra perspectiva respecto a ella.

Analizar por ejemplo que gracias al descenso de la tasa de fecundidad y uso de métodos anticonceptivos con total libertad muchas mujeres han conseguido el tiempo para conquistar su espacio laboral. En todo caso el postergar la maternidad ha resultado provechoso en este aspecto. Ya no es una prioridad ser mamá en los veintes, pero si es un imperativo personal y social encontrar una posición profesional competitiva.

Y allí entra a tallar lo relevante de este devenir en la actividad laboral femenina, el elemento retador. Una constante y creciente necesidad por agrandar las capacidades y confirmar con lo cotidiano que valió la pena la lucha social y de género.

Cualquier ejecutiva concordará conmigo en afirmar que una mujer no puede darse el lujo de dormirse en sus laureles en el ambiente laboral; de una mujer se espera más o mucho, para no ser tan feminista. Y es que el trabajo femenino demanda organización y potencialidad más allá del escenario que hoy le toque pisar. Una oficina, tienda, el hogar, un negocio pequeño o un gran emporio, siempre la demanda está orientada a la multiplicidad de sus recursos, humanos e intelectuales.

Hablo de esa emprendedora que concreta un buen precio para su mercadería, cierra una transacción financiera o planifica el menú de la semana; y al mismo ritmo cocina, paga los servicios y practica la tabla del ocho con sus hijos.

El trabajo femenino en el Perú ha sido el pilar de la economía en innumerables hogares, mujeres creativas con agónicas faenas para alcanzar la meta del día. El universo del trabajo femenino es vasto y no se circunscribe a la cuidad, también existe la realidad de la humilde mujer que cumple más de ocho horas en una fábrica, que no puede ir a almorzar o a hacer sus necesidades básicas porque sino pierde el nivel de productividad, esa mujer rural que trabaja en su tierra por su familia sin reconocimiento colectivo, la trabajadora que sin mérito o aplauso es la más olvidada del país.

La más relegada de los análisis y las cifras macroeconómicas  porque navega en ese estadio de inequidad y dificultad. De esas mujeres hoy nos acordamos porque son la parte más débil, pero seguimos soñando con que eso cambiará muy pronto.



PERSPECTIVAS Y OPORTUNIDAD

Qué podría salvaguardar la fuerza laboral en el país, femenina y masculina, qué podría cambiar el rostro de tristeza de miles de jóvenes que año a año egresan de los centros de estudios con la ilusión de encontrar un lugar lleno de oportunidades para crecer y desarrollarse con alegría, retos y ambición.

Esta reflexión supone el trance del autoanálisis, tenemos ese trabajo ideal, ese estímulo que nos levanta día a día para conquistar y conquistarnos. Ese motor que nos impulsa a crear y recrear nuestras habilidades, es complicado responder en este momento crucial para el mundo. Una crisis financiera que amenaza, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con dejar a 51 millones de personas sin empleo, y que dolorosamente revela que aproximadamente 2000 millones de personas en el mundo viven con remuneraciones de dos dólares por día, es alarmante y la reflexión nunca fue más oportuna.

Tal vez la actitud correcta sea la más cautelosa, la más provechosa, cuidemos nuestro presente laboral sin queja,  pero no a costa de nuestro futuro. Siempre surge la discusión y la retórica a la hora de analizar qué es peor: No tener trabajo, tener un mal trabajo o tener miedo de perder el trabajo existente, los estudiosos laboralistas afirman que la mayor causa de estrés proviene de no tener trabajo, finalmente la estabilidad laboral es algo que nadie puede garantizar porque los factores exógenos son muy influyentes. Sin embargo, ¿qué de nosotros podemos modificar para encontrar mayor complacencia en nuestro trabajo?, ¿qué de nosotros podemos sacrificar para obtener mayor satisfacción?

Las luchas sociales recordadas al inicio nos muestran una naturaleza feroz para defender espacios propios, respetuosos y legítimos. Una batalla constante supone la misma existencia,  el hombre desde que es hombre lucha y confronta su necesidad con su realidad. Poner en perspectiva la oportunidad es la inmensa lección del trabajador peruano, un trabajador, que en muchos casos, busca la iniciativa independiente y le saca la vuelta a un sistema que generalmente se cierra. Con esto no hago apología a la informalidad, pero si a la independencia de la búsqueda, una búsqueda que en época de crisis, ayuda a contrarrestar lo desolador.

Las Pymes y las Mypes son una muestra del espíritu reformador del trabajador peruano, una reforma que se sostiene en el tiempo y que no espera plácidamente que la ola lo lleve a tierra firme. El boom de la gastronomía, el impulso de la moda, las artes, los servicios con valor agregado, la conciencia nacional de que si podemos... el mil oficios, ese es el peruano, pero hay que buscar la dignidad, ese trabajo que dignifica nuestra entrega, y promueve nuestro espíritu. Feliz día a todos los peruanos corajudos y tercos... porque de ellos será el reino de la tierra.